Con su artículo “Let’s Admit It: Globalization Has Losers” (NYT 15/10/2011) Steven Rattner, ex consultor de la Secretaría del Tesoro de los Estados Unidos con 30 años de actividad en Wall Street marcaba su posición respecto a las desventajas que ha traído para los trabajadores industriales norteamericanos la globalización de la economía y el empleo.
Da como ejemplo el caso de un típico trabajador de General Motors que en EE.UU. cuesta 56 dólares la hora, en México 7, en China 4.50 y en India 1 dólar la hora. Si bien la productividad en Estados Unidos sigue siendo mayor que la de India o China, las plantas en México no están tan lejos. De allí que la GM ha reducido su plana de trabajadores en EE.UU. de 89,000 a 50,000 en los últimos 5 años, mientras que en México apenas ha subido de 9073 a 9235. Presionados por el alto desempleo, el sindicato de trabajadores automotrices ha accedido a que se recortes costos contratando trabajadores a 14.5 US$ la hora con menos beneficios sociales, con lo que ganan 30,000 US$ al año muy lejos del ingreso de la clase media norteamericana.
Así, no hay remedio más que incrementar los ingresos de los trabajadores. No habiendo cabida para fórmulas proteccionistas (reciprocables), hay que identificar las áreas con ventajas comparativas con altas remuneraciones y orientarse a la exportación -como lo ha hecho Alemania con su maquinaria sofisticada- poniendo además énfasis en la educación de técnicos e ingenieros.
Estados Unidos aún lidera sectores como defensa y aviación, educación superior, entretenimiento, medios digitales y servicios financieros. Facebook, Google, Microsoft son creaciones norteamericanas, al igual que American Express, Visa y MasterCard.
Finalmente el gobierno en lugar de colocar su dinero en salvar empresas financieras y bancarias quebradas debería hacer comO China que coloca el dinero en las industrias que quiere estimular. Para ello sugiere dar incentivos tributarios al sector privado, especialmente a las compañías jóvenes, que son una buena fuente para nuevos empleos bien pagados.
Así misma, entregar visas a emprendedores extranjeros que quieran trabajar en territorio norteamericano facilitando el acceso a los créditos y mercados financieros para lo cual hay que reformar el sistema de patentes y regulaciones.
Según comenta este es uno de los tantos artículos que sobre el tema se vienen publicando al menos desde el año 2007 en el que el conservador Wall Street Journal (25/6/2007) publicó "La globalización empeora la desigualdad de los ingresos", redactado por Bob Davis y John Lyons desde México, y Andrew Bastón desde China, o sea desde dos de los rincones más globalizados del planeta. En ese momento, la nota no recibió mayor atención ya que cuestionaba uno de los pilares ideológicos de los defensores de la globalización: que sus efectos son a la larga positivos para todas las personas, y que permite reducir la desigualdad.
Eduardo Gudynas analista de información en y D3E dice que “Davis y sus colegas señalan que "a medida que los países ricos se deshacían de millones de empleos en el sector textil, la industria de electrónicos y otros bienes, muchos economistas predecían que estos trabajadores en América Latina y Asia se beneficiarían de ello, ya que habría una mayor demanda por su trabajo y también mejores salarios". Ese es precisamente uno de los pilares del credo de la globalización económica, que sin embargo los autores de la nota rápidamente descartan ya que confiesan que los "los resultados no encajan con la teoría". Agregan: "el comercio, las inversiones extranjeras y la tecnología se han esparcido, pero la brecha entre ricos y pobres ha tendido a ampliarse; y no sólo en países ricos como Estados Unidos, sino también en países emergentes como México".
La nueva revelación académica afirma que los "grandes ganadores de la globalización son, de lejos, las personas con la educación y habilidades necesarias para aprovechar las nuevas oportunidades", mientras que si bien los "ingresos de los trabajadores poco calificados tal vez hayan subido, pero los salarios de los trabajadores calificados han subido mucho más rápido". (Peripecias Nº 50, 30/5/2007)
En suma, la competencia global seguirá presionando sobre el empleo y los ingresos de los norteamericanos, y tarde o temprano Washington tendrá que crear un marco normativo que permita revertir este continuo declive del nivel de vida del trabajador medio.
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