Hoy 18 de enero se conmemora el 477° aniversario de la fundación de la ciudad de Lima, cuyo acto fue presidido por el conquistador Francisco Pizarro y sus huestes. Cuando la corona española extendió sus dominios coloniales por casi toda América del Sur, desde el istmo de Panamá hasta los territorios que hoy son las repúblicas de Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia, Uruguay, Paraguay Chile y Argentina, que en aquel entonces se llamaba Gobernación del Río de la Plata, Lima y su gran puerto del Callao se convirtieron en estratégicos enclaves con la más alta jerarquía política y administrativa y con la mayor influencia comercial.
Es importante recordar que, originalmente, Pizarro decidió crear la capital en la ciudad de Jauja, pero la lejanía del mar y el intenso frío hicieron que los conquistadores buscaran un lugar más estratégico y así hubo otro intento de instalar la capital de los nuevos dominios en un soleado paraje de Chincha, llamado Sangallán.
Finalmente, Pizarro ordenó buscar un lugar más propicio de la costa. Se dirigió hacia el norte y a la altura de Pachacámac comisionó a tres de sus colaboradores: Ruy Díaz, Juan Tello y Alonso Martín de Don Benito, quienes avanzaron hacia el valle de Lima, el cual ya era conocido de paso por otros conquistadores, tales como Hernando Pizarro, Rodrigo de Mazuelos, Martín de Alcántara, Miguel de Rojas, Nicolás de Rivera (el viejo), entre otros.
La nueva área sugerida para fundar la capital estaba aproximadamente equidistante geográficamente de San Miguel de Piura, Cajamarca, Cusco y se encontraba cerca del mar, presentaba una fácil defensa, terrenos fértiles, adecuada provisión de agua y leña, y estaba alejada de los centros tradicionales de los Incas.
Los tres avanzados (Díaz, Tello y Martín) informaron a Pizarro sobre su expedición y las bondades del territorio.
Por lo mencionado y por consenso de los conquistadores se fundó la ciudad el 18 de enero de 1535, acto en que estuvieron Pizarro, Alfonso Riquelme (tesorero), García del Salcedo (veedor), Rodrigo de Mazuelos, los testigos Ruy Díaz y Juan Tello, el escribano Domingo de la Presa, Nicolás de Rivera (el viejo), primer alcalde de Lima, Diego de Agüero, Alfonso Palomino, Nicolás de Rivera (el mozo) y Diego Gavilán.
Así se fundó y llamó a la capital la Ciudad de los Reyes, en nombre de la Santísima Trinidad, trazándose el mapa urbano con su iglesia, con la advocación de Nuestra Señora de la Asunción, la Casa de Gobierno y Cabildo. Se procedió, luego, al reparto de los solares a mérito de cada uno de los fundadores. El 3 de noviembre de 1536, Carlos V y la Reina Juana enviaron una carta al Gobernador confirmando la fundación y el 7 de diciembre de 1537 se le concedió a la capital un escudo de armas, en el cual se aprecia un campo azul con tres coronas de oro de reyes y encima de ellas una estrella de oro (tres puntas de la estrella tocan a las tres coronas).
Bordea el escudo una orla colorada en la que se lee Hoc Signum Vereregum Est (este es el verdadero signo de los reyes). A ambos lados se aprecian dos águilas negras de corona de oro que se miran y, entre ellas, se aprecia la letra I (Ioona) y K (Karous) y encima de ellas una estrella de 8 puntas.
Se esgrimen dos posibilidades históricas del por qué se llamo a Lima la Ciudad de los Reyes, la primera sería como un homenaje a los reyes Carlos V y a la Reina Juana (las iniciales ya mencionadas) y la otra posibilidad es que el 6 de enero (Fiesta de la Epifanía) se decidió dónde fundar la ciudad, y en homenaje a los reyes magos aparecen las tres coronas y que, a su vez, ulteriormente simbolizarían los tres grupos étnicos raciales que se desarrollaron en el Virreinato: Melchor (el rey blanco), Gaspar (el rey indígena) y Baltazar (el rey negro).
El nombre de Lima deriva de la castellanización de Rímac (pronunciado a la manera indígena) y Rímac es el participio presente activo del verbo quechua Rimay, que significa hablar, por lo que a Lima se le puede definir como la ciudad que habla (Aurelio Miró Quesada).
De esta raíz quechua hay otras evidencias, por ejemplo el río Apurímac que significa la voz de los apus o en Cusco, Limapampa chica y Limapampa grande (Lima siempre derivado de la voz original rímac). La traducción de estas últimas expresiones es "lugar o plaza donde se reúnen y hablan los principales o el pueblo, respec-tivamente.
Existe otra interpretación "romántica" del origen del nombre Lima,el cual derivaría de una flor amarilla llamada por los Aimaras Limac-Limac o Limachuayta (César Revoredo).
Los grupos étnicos que se desarrollaron en Lima tuvieron una influencia idiomática aimara de donde derivaría el nombre de la capital.
Hemos querido, a través de este breve recordatorio, rendir un homenaje a los personajes hispanos que intervinieron en la fundación de la capital del virreinato. Igualmente, a los habitantes prehispánicos de este valle donde se extiende hoy la gigantesca urbe en la que vivimos y que es el fiel reflejo de la sociedad peruana multiétnica y pluricultural.
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