A tres meses de asumir el gobierno del Perú el presidente Ollanta Humala Tasso tiene a su haber aciertos y desaciertos. Si bien ostenta una aprobación por encima del 60% de la ciudadanía, esta viene disminuyendo debido a escándalos, propiciados por sus colaboradores, que no han sido resueltos en forma acertada, desde el punto de vista político.
Lo destacado pesa más.
Dentro de los aspectos positivos, sin duda alguna, hay que destacar los nombramientos del Ministro de Economía, economista Luis Castilla Rubio y del presidente del Banco Central de Reserva, Julio Velarde Flores. De esta manera, el gobierno de Humala, cautela la marcha de la economía del país dentro de los lineamientos del libre mercado aunque tal decisión causara malestar a los izquierdistas extremos que lo apoyan.
Tales nombramientos garantizan la continuación del desarrollo logrado por Perú, en los últimos años, en base a su crecimiento avalado por sus exportaciones y acuerdos de libre comercio. Asimismo dan tranquilidad a los actores económicos al mantenerse una política monetaria de estabilidad, control de la inflación, etc.
Otro aspecto destacado fue el mantener al grupo de trabajo que ante la Corte Internacional de La Haya verá el litigio, por mar territorial, ante Chile. Sin embargo no pocas críticas se han levantado contra los ceses de embajadores, por edad avanzada, entre los que estaban los ex Ministros de Relaciones Exteriores –y miembros del grupo de trabajo ante La Haya- Wagner y García Belaúnde, quienes aún pasados al retiro laborarán en esta comisión hasta el fin de la misma.
Esta poda de embajadores así como la de una treintena de generales de la policía nos parece que, si se trabaja bien en la reorganización en Relaciones Exteriores y en la Guardia Civil, terminarán siendo medidas positivas.
El Nuevo Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social, a cargo de una destacada professional, la señora Trivelli, pareciera ser de importancia para cumplir con uno de los principales objetivos trazados en la campaña electoral por Gana Perú. Ha sido bien recibido y genera muchas expectativas.
Es de destacar, aunque mucha gente no lo aprecia, la forma de comunicarse que viene desarrollando el presidente Humala. Una comunicación serena, sin exabruptos, y con precisión nos parece que le deja una buena imagen que, junto con su preocupación por la seguridad ciudadana dirigiendo personalmente el grupo de trabajo al respecto, genera confianza en cuanto a su forma de conducirse.
Escándalos que deben ser superados.
Ahora bien, ya desde antes de asumir la presidencia, Humala ha tenido que llevar a cuestas la negativa actuación de su hermano quien viajara a Rusia a entablar conversaciones sobre aspectos de pesca, defensa y otros.
Es claro que el nombrar a las ministras García Naranjo, en el Ministerio de la Mujer, y a Susana Baca, en Cultura, le ha generado al gobierno más críticas que puntos a favor. La primera que tuvo que afrontar las muertes de tres niños por alimentos en mal estado –y casi una interpelación- y la segunda por su poca atención en las actividades propias de su cartera. Se la pasó viajando para presentaciones particulares al comienzo de su gestión y ha tenido desaciertos con su Vice Ministro de Interculturidad quien terminó dejando esa posición por antecedents aparentemente cuestionables.
Aparte de algunos nombramientos criticados como el del ex asesor de cocaleros, Soberón; el ingeso de personal a ESSALUD sin concurso, el nombramiento de la embajadora en Francia, la visita a Cuba de una delegación ministerial para buscar acuerdos con el país caribeño, los ataques a la prensa por parte de algunos de sus colaboradores, que se pueden considerer de menor repercussion que otros, si hay que destacar como escándalos bastante relevantes y que hacen daño al gobierno del presidente Humala los siguientes sucesos: el caso del Segundo Vice Presidente, Omar Chehade; y el del Ministro de Agricultura que emitió el decreto prohibiendo importación de hilados de la India.
Chehade, quien además es congresista, es acusado –por un general de la policía cesado- por supuesto tráfico de influencias en favor de la empresa Wong para propiciar el desalojo de trabajadores en Andahuasi. Asimismo tiene otra acusación por hacer “lobby” en favor de una empresa brasileña para favorecer una contrata de millones de dólares en el segundo tramo del tren eléctrico de Lima. Esta acción la habría cometido mientras era Vice Presidente electo, según refiere el ex Ministro de Transporte y Comunicaciones, Cornejo.
Cailleaux, Ministro de Agricultura es altamente criticado porque supuestamente el decreto prohibiendo la importación de hilados de la India –por probable infestación de un gorgojo- favorecía a los productores de algodón vinculados a su empresa en detrimento de miles de industriales de Gamarra. Finalmente se elimonó, la semana pasada, tal medida.
Estos asuntos, en investigación, debieran ser resueltos con energía ya que hacen daño a la imagen presidencial que durante la campaña electoral se propuso una lucha frontal contra la corrupción.
Un congreso devaluado.
Por otro lado en estas primeras semanas el Congreso ha dado verguenza al descubrirse, en tan corto tiempo, más de una docena de congresistas –la mayoría de Gana Perú partido de Humala- con antecedents penales, envueltos en delitos de todo tipo, desde robo, explotación de trabajadores, prostitución encubierta, hasta falsificación de documentos y exhibir historias personales falsas. Si bien han sido denunciados por la presidencia de la Cámara ante la Comisión de Ética, no borra la desilusión de la ciudadanía por sus representantes.
Pero lo que llama la atención fue la novedad de realizar plenos del Congreso fuera de Lima. El primero fue en la ciudad de Ica y se proyecta otro en Huancavelica.
Es evidente que se busca un efecto publicitario ya que logros tangibles no existen y más bien se gasta dinero sin razón aparente.
Un Congreso devaluado e ineficaz amenaza al país.
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