Qué ocurre cuando en nombre
de la “buena fe” te despojan, con la peor mala fe, del fruto de tu trabajo? Es
lo que habría que preguntarle a doña Celia Scamarone García, que en el año 2005
adquirió un terreno de 460 m2, sobre la avenida González Prada, IV Etapa, en la
Urb. Santa María, en la ciudad de Trujillo, con un valor de tasación de 138 mil dólares, y que jamás
imaginó que alguien podía aparecer una madrugada cualquiera a desalojarla de su
propiedad, esgrimiendo documentos de compra de “buena fe”, inscritos
“legalmente” en los registros de Trujillo.
¿Cómo pudo ocurrir esto?
Como hacía cada año, Celia Scamarone viajó a Europa, con
destino a Italia, por razones familiares y dejó a un guardián a cargo de su
terreno. Era el 24 de junio cuando emprendió vuelo y no regresó hasta el 20 de
diciembre. Pero todo indica que había otras personas pendientes de su viaje.
Así, el 21 de julio de 2008, cuando la verdadera Celia Scamarone se encontraba
fuera del país, otra Celia Scamarone, con un DNI con el mismo número e iguales
datos que el original, pero otra fotografía, firma y huella dactilar, se
presentó ante el notario Ramón Vásquez Sifuentes en la lejana ciudad de Rioja,
en el departamento de San Marín, con el objeto de “vender” el terreno de la
avenida González Prada.
El “comprador” era
un caballero de nombre Mario Pasco Hidalgo, que respondía claramente al
prototipo de persona de escasos recursos económicos, sin capacidad de ahorro,
que de pronto disponía de 42 mil dólares para
hacerse dueño de un terreno cercado y sin construir. Digamos, el prototipo de
persona que es utilizada por los traficantes de terrenos para iniciar el camino
hacia la “compra de buena fe”. Curiosamente, Pasco Hidalgo no realizó su
inversión en una sola operación. El 21 de julio se firmó por el 33.3% de la
propiedad. Y el 1 de agosto del mismo año 2008 se traspasó en dos actos: uno en
la mañana y otro en la tarde, el 33.4 y el 33.3% final, ante el mismo
despistado notario. Obviamente, este fraccionamiento era otra maquinación
mafiosa que reducía el monto de impuestos a pagar por la supuesta transacción.
Hubo que esperar
solamente hasta el día 28 de agosto para que Pasco Hidalgo hiciera el
antinegocio del año, al revender lo que acababa de comprar a nada más que 25
mil dólares. Esta vez a un
tipo llamado Víctor Raúl Aquino Pérez, que tampoco mostraba signos de mayor
solvencia o de tener la capacidad de construir sobre el terreno aún baldío.
¿Cómo es que alguien gasta 42 y luego vende a 25 y pierde olímpicamente 17 mil dólares como
si nada? Esta segunda venta se realiza en Trujillo, ante otro notario distraído
de nombre Carlos Andrés Cieza Urrelo.
Un poco después,
sin embargo, ocurriría la tercera “venta”, entre el nuevo “propietario” Aquino
Pérez y una empresa de nombre Concrete Contratistas SAC, que habría abonado 65
mil dólarespor el terreno de
la historia (LA
PRIMERA de 49,450 dólares y
la segunda de 15,500 dólares, supuestamente
pagados el 15 de noviembre. El gerente de la empresa, que es el que firma los
documentos de traspaso, se llama Guillermo Hernando Carranza Chávez, que la
constituye recién en marzo de 2008, con un capital modesto de apenas 30 mil dólares. Convertido en
propietario, Carranza Chávez podía declarar que había comprado de “buena fe”,
seguro de que el vendedor era un propietario legítimo y desconociendo la estafa
con que se inició todo el proceso.
Regreso a la realidad
Celia Scamarone
llegó al Perú y
a su propiedad sin la menor sospecha de lo que había estado sucediendo en las
oscuras intimidades de las notarías y las oficinas de registros públicos. Eso,
hasta la madrugada del día en que un grupo de individuos con palos y combas
tocaron a su puerta y reclamaron que venían en nombre de los verdaderos dueños
del terreno. Al frente de este grupo no estaba ninguno de los miembros de la
cadena de compras y ventas dolosas que hemos descrito, ni la supuesta titular
del predio, la empresa Concrete Contratistas SAC, sino un personaje de 34 años,
de nombre Germán Gordillo Cribilleros, que actuaba en representación de “Gegolo
Contratistas”, empresa de negocios inmobiliarios actualmente de moda en
Trujillo, por la oferta de viviendas en zonas residenciales.
Gordillo y sus
matones sacaron por la fuerza al guardián y a la propietaria, y se
atrincheraron en el terreno. Estos hechos fueron constatados por el fiscal de
turno y señalados en el parte policial respectivo. ¿Pero por qué aparece
Gordillo Cribilleros y qué título exhibía para apoderarse de lo que no era
suyo? Formalmente, porque habría sido el que había financiado a Concrete para
la tercera “compra” y el que tenía la capacidad económica y financiera para
impulsar un proyecto de edificio como el que habían pensado para el terreno de
Celia Scamarone.
Realmente, porque
es la cabeza de uno de los grupos de traficantes de terrenos que están actuando
en distintas parte del país con la modalidad de la suplantación de los
propietarios, la venta fraudulenta y el paso por varias manos que ocultan el
robo y la estafa que se está produciendo. Como la de Celia Scamarone se cuentan
varias historias de apropiación de propiedad de personas mayores y no
residentes en el país, que están denunciadas ante los
tribunales,: falsificación de documentos y de títulos de propiedad (tiene más
de una docena de denuncias por diversos
delitos, entre ellos el de lavado de dinero, por la movilización de fuertes
sumas sin explicación). Un caso dramático es el de más de medio millar de
comerciantes del mercado Las Malvinas, a los que han despojado de un terreno de
5 mil metros cuadrados, con un valor de más de 3 millones de dólares que
ha sido “inscrito” por “Gegolo”, luego de corromper a una parte de la
dirigencia.
El factor Gordillo Cribilleros
Un folleto de propaganda de “Gegolo” anuncia la próxima
construcción de un edificio por departamentos que llevará la denominación
Residencial Altozano, sobre una superficie de 460 metros cuadrados y ubicado en
la avenida González Prada 412, exactamente en el lugar donde se ubica el
terreno de Celia Scamarone. Se trataría de un edificio de ocho pisos, con
ascensor y lavandería. Cuatro departamentos por piso, con tres dormitorios cada
uno y finos acabador. Es decir, “Gegolo” se preparaba a vender por adelantado
su obra, para lo cual trató de abrirse una línea de crédito, que la afectada
pudo detener porque nunca se dio por vencida y lo denunció ante los bancos y en
todos los lugares que pudo.
El papel de
Gordillo Cribilleros ha sido descrito por la Policía que
investigó el caso como el de la cabeza de un grupo mafioso. Es el hombre que
maneja a las personas implicadas, que toma decisiones dentro de un esquema
jerárquico, el que financiaba todas las operaciones, el que gestionaba los
créditos en el sistema bancario, el que tenía la representación de la empresa
aparentemente “decente”, el que armaba los proyectos inmobiliarios y el que se
encargaba de comercializar el fruto de sus estafas.
Actualmente Celia
Scamarone ha logrado recuperar la posesión de su terreno gracias a una decisión
judicial y hay procesos abiertos contra una larga lista de actores de esta
grosera estafa. Todos los “compradores” (ficticios), abogados, notarios y otros
implicados están denunciados en un proceso
que podría cambiar una de las tendencias delictivas que se han manifestado en
el Trujillo de la modernidad chicha que se está viviendo. La batalla no ha
terminado definitivamente. Pero algunos de los tramposos han sido puestos al
descubierto y ese puede ser un nuevo comienzo.
Quién es “Gegolo”
Germán Gordillo Cribilleros es el gerente de la empresa
“Gegolo Contratistas”.
Es hijo de Segundo
Gordillo Loyola, un ex capitán de la Policía dado
de baja en 1974 por vinculaciones con el clan de los Sánchez Paredes, y de Dora
Cribilleros Shigihara, integrante del directorio de “Gegolo”, incluida en los
procesos contra la empresa.
Germán es también
sobrino de la congresista aprista por Trujillo, Olga Cribilleros Shigihara, que
se hizo visible a partir de la segunda mitad del período del actual gobierno
aprista cuando se enfrentó a las congresistas nacionalistas y últimamente con
las denuncias contra la
Universidad de San
Marcos que buscan la intervención.
Cribilleros es
considerada, con Alva Castro, una de los dos parlamentarios apristas más
influyentes en el departamento. Y debe ser una ventaja para la familia
estafadora tener tan cercana una pariente poderosa.
El capo de
“Gegolo”, Germán Gordillo, tiene varios hermanos en el negocio: Wendy del Pilar
Gordillo Cribilleros; Cinthya Gordillo Cribilleros; Carlo Eduardo Gordillo
Cribilleros.
Una bonita familia,
sin duda. Con múltiples ramificaciones.
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