En 2008, Celia Scamarone viajó a Europa como cada
año, por motivos familiares, dejando a cargo de su terreno cercado de 460 m2 a
un guardián de su confianza. Pero alguien estaba enterado del viaje y del valor
de su propiedad.
De regreso en Trujillo, la propietaria volvió a su rutina hasta la madrugada en que Gordillo Cribilleros y una banda de matones con apoyo policial, reclamaron la propiedad del terreno y la desalojaron por la fuerza.
En su ausencia, Scamarone fue suplantada por otra mujer con un DNI falsificado, que inscribió la supuesta venta del terreno ante un notario de Rioja (San Martín), luego, el falso comprador volvió a vender el terreno a un precio menor del que declaró haber pagado a diez días de LA PRIMERAoperación.
El mismo día, un tercer comprador adquiría los 460 m2, pero insistía en regularizar la transacción ante el notario de Rioja.
El último de los intervinientes en estas compras ilegales fue un empleado de Gegolo, la empresa de Gordillo, que entra en escena defendiendo sus títulos como resultado de una adquisición de buena fe. Muchas personas han perdido así lo que es suyo, a veces lo único que tienen. Propiedades de residentes en el exterior, adultos mayores, o con disputa de herencia han sido usurpadas por grupos especializados en este tipo de fraude.
La Policía de investigación criminal de La Libertad estima que Gordillo dirige una banda que se apropia de terrenos para la construcción de edificios. El caso Scamarone evidencia que una mano experta y con dinero dirigió el proceso de despojo, pero los magistrados trujillanos no creen en el principio de que tras un delito hay delincuentes que lo ejecutan. Es lo que puede decirse de los jueces y fiscales del caso Scamarone, que no encontraron razón para condenar a Gordillo quien sigue haciendo de las suyas.
Raúl Wiener
Unidad de Investigación
De regreso en Trujillo, la propietaria volvió a su rutina hasta la madrugada en que Gordillo Cribilleros y una banda de matones con apoyo policial, reclamaron la propiedad del terreno y la desalojaron por la fuerza.
En su ausencia, Scamarone fue suplantada por otra mujer con un DNI falsificado, que inscribió la supuesta venta del terreno ante un notario de Rioja (San Martín), luego, el falso comprador volvió a vender el terreno a un precio menor del que declaró haber pagado a diez días de LA PRIMERAoperación.
El mismo día, un tercer comprador adquiría los 460 m2, pero insistía en regularizar la transacción ante el notario de Rioja.
El último de los intervinientes en estas compras ilegales fue un empleado de Gegolo, la empresa de Gordillo, que entra en escena defendiendo sus títulos como resultado de una adquisición de buena fe. Muchas personas han perdido así lo que es suyo, a veces lo único que tienen. Propiedades de residentes en el exterior, adultos mayores, o con disputa de herencia han sido usurpadas por grupos especializados en este tipo de fraude.
La Policía de investigación criminal de La Libertad estima que Gordillo dirige una banda que se apropia de terrenos para la construcción de edificios. El caso Scamarone evidencia que una mano experta y con dinero dirigió el proceso de despojo, pero los magistrados trujillanos no creen en el principio de que tras un delito hay delincuentes que lo ejecutan. Es lo que puede decirse de los jueces y fiscales del caso Scamarone, que no encontraron razón para condenar a Gordillo quien sigue haciendo de las suyas.
Raúl Wiener
Unidad de Investigación
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