Lo que todo militante reafirmador de la esencia pepecista debe saber
Estamos inmersos en un proceso electoral que no sólo implica un cambio de mando, sino que se haya en juego la esencia de nuestro partido. Ante tal cuestión, encontramos a los autodenominados reformistas como opositores. Porque nuestra visión es doctrinaria y programática, estamos en la obligación de saber porque estamos en contra del reformismo no sólo para asegurar nuestra victoria final ante este, sino para que no quepa duda en nuestro fuero interno frente a la verborragia de los foros, que nuestro accionar es justo y necesario.
F1: El reformismo se inicia como un grupo que quiere cambiar para bien al PPC
La historia de sus inicios es auguradora de su posterior actuar. Comienza como una traición de Oscar Ibáñez hacia Jorge Villena (en ese momento sec. Nac. De Juventudes y amigo de toda la vida del anterior) instigado por Claudia Cantella (actual candidata a la sec. Departamental de Lima) para tomar el control de esa secretaría nacional, causando la partición de ese grupo. Si bien, desde sus principios, este grupo contó con el favor de Lourdes Flores, no se volvió un problema institucional grave hasta que fueron absorbidos por Alberto Beingolea y Marisol Pérez, los cuales los usaron para impulsar sus particulares objetivos (esto explica el argumento engañoso de Beingolea y Tello de no ser reformistas porque, en efecto, no crean o se suman al grupo, pero si llegan a volverse sus líderes). El resto de la historia es ampliamente conocida.
F2: El reformismo trae líderes jóvenes
Es elocuente que buena parte de la oposición principal hacia el reformismo en los foros y en buena parte de su historia hayan sido los más jóvenes del partido. Si nos ponemos a examinar las edades de los dirigentes reformistas, no encontraremos jóvenes (-29 años) sino, en enorme mayoría, a personas de mediana edad. Los principales líderes jóvenes como los sec. Nac. De juventudes, mi persona (sec. Nac. De Comando universitario) sus homólogos en la departamental, regidores jóvenes y muchos otros líderes regionales nos oponemos frontalmente al reformismo y lo condenamos.
F3: El reformismo hace al partido fuerte y exitoso
La idea reformista de nacer como una facción dentro del partido es una forma ilegítima de hacer política en tanto destruye la fidelidad y solidaridad entre pepecistas, constituyéndose un grupo de presión y gestión de interés al servicio de una pequeña cúpula. Esto crea una cadena de mando paralela a la formal, cosa que debilita a la estructura partidaria y hace que los intereses de una minoría busquen primar sobre los del partido y, por supuesto, también sobre los de nuestros ideales doctrinarios.
F4: El reformismo es doctrinario y legítimo
El reformismo es esencialmente opuesto a la doctrina social cristiana en tanto rechaza al Bien Común para hacer primar intereses particulares y de facción. Igualmente, su método para cambiar la realidad no es solidario y fiel a esta cual persona que busca que su amigo mejore, sino que busca con trampa y agresividad cambiarla a su beneficio en un proceso destructivo de la institucionalidad pepecista. Aparte, su gran énfasis en fines personales y asuntos de coyuntura para dejar de lado nuestros grandes objetivos demandados por la doctrina, careciendo de una visión de partido y nación, es un ejemplo elocuente de su pragmatismo anti-doctrinario, lo cual lo hace ilegítimo dentro de un partido social cristiano.
F5: El reformismo no está colapsando
Un rápido análisis es más que revelador del proceso sistémico que está viviendo nuestro partido en estos momentos. Los repetidos fracasos electorales del reformismo al mando del partido, su verborragia engañosa sin argumentos, reveladora de miedo en los foros, el maltrato a sus bases y sus malas prácticas están causando una rápida perdida de militantes y un acentuado rechazo de una gran mayoría del pepecismo hacia este grupo. El agrupamiento de todos los pepecistas no reformistas contra ellos, su menor cantidad de candidatos distritales en Lima, la falta de líderes de peso y su abrumadora desventaja en cantidad de candidatos en provincias anuncian su próxima derrota final.
F6: Un reformista no tiene la oportunidad de corregirse
Todos los que buscamos la reafirmación de nuestro partido y sus valores, hemos de ser consecuentes. Podemos odiar y rechazar ideas, pero no personas. Hemos de recordar que los reformistas son nuestros amigos pepecistas que, si bien están en un craso error y cometen actos que merecen todo nuestro rechazo, siempre existe la posibilidad de que cambien y pidan sinceramente perdón por sus acciones. Es nuestra obligación estimular a todo reformista a que cambie su actuar, acogerlo y proveerle la oportunidad y espacio para que pueda compensar su culpa y continuar su carrera partidaria en beneficio del partido, el país y por el triunfo de la doctrina social cristiana en el mundo.
David E. Flores Shute
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