Son objetos que acompañaron al militar en sus campañas
El motín más simbólico fueron condecoraciones del gran corsoExposición. Sigue la pista de objetos cargados de historia y los sueños imperialistas del militar francés.
Es un paseo por una de las etapas claves de la historia europea en la que las tropas aliadas (británicas, holandesas y prusianas) acabaron con los sueños imperiales de Napoleón cerca de la ciudad belga de Waterloo, el 18 de junio de 1815.
Pero esta exposición no busca ser un recuerdo amargo de la derrota, sino un viaje al corazón del universo personal de Napoleón para descubrir los objetos que le acompañaron durante sus campañas militares.
El protagonista indiscutible es una berlina, un carruaje de caballos desde el que Napoleón controlaba las batallas, y que tras ser restaurado para esta exposición, exhibe la decoración original con la iconografía de las armas y medallas características del imperio.
Se dedica atención especial a la parte más simbólica del botín de la batalla: las condecoraciones de Napoleón, prueba indiscutible de sus ambiciones políticas de expansión. Presenta también 16 de las 21 órdenes creadas por Napoleón y objetos personales del militar.
Y entre todas estas curiosidades un objeto insólito: una cerradura que guardaba el tesoro del regimiento militar y que tiene 427 combinaciones.
Objetos con historia
Todos estos objetos fueron confiscados por los prusianos, excepto la espada y el sombrero que Napoleón portó el día de la batalla de Waterloo y que nunca recuperó tras dejarlo en París para limpiarlo.
Tras el conflicto bélico, algunos objetos fueron víctimas de saqueos, varios pasaron a propiedad del general prusiano Gebhard Leberecht von Blücher y otros, como las condecoraciones imperiales, fueron expuestos en Berlín desde 1816 como símbolos de una brillante victoria.
La mayoría de las piezas han viajado a merced de los acontecimientos históricos: de Waterloo a Berlín, donde fueron escondidos en el búnker antiaéreo del Zoo durante la Segunda Guerra Mundial y permanecieron hasta 1946, cuando se fueron a Moscú. Las peripecias de estos objetos, las mudanzas y los cambios de propietarios son una muestra de su prestigiosa procedencia.
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