Por: Jaime Salinas
Leí un tweet del congresista Javier Diez Canseco preguntándose si el Gobierno está siguiendo la hoja de ruta y respondí: “Javier, hace rato que la dejaron atrás, entre los blindajes y su pragmatismo casi fascista, tus colegas van por mal camino”. Y es que la cantidad de promesas incumplidas y los yerros sucesivos del Gobierno están generando un descontento popular y subterráneo de incalculables consecuencias. La contratación de directivos “de confianza” en organismos técnicos del Estado sin mayores credenciales pasará factura en breve. Hay miles de pobladores que se sienten traicionados y se multiplican en forma exponencial.
Desde el tema de Conga hasta los crecientes casos de corrupción pasando por los cuestionamientos sobre Camisea o la reciente ley que perjudica a los trabajadores de LAN, no hace sino demostrar que Humala se ha olvidado de los más pobres. Dejó su plan de gobierno atrás, así como su juramento en San Marcos y todas sus promesas de igualdad e inclusión para pasar a gobernar con un pragmatismo y una frialdad extrema para deleite de los siempre torpes e insensibles grupos de poder.
Esa derecha a la que no le importa quién gane, pues al final sus intereses son protegidos por el gobernante, esa derecha que no defiende la democracia y la pluralidad, sino sus ambiciones mercantilistas. Lo penoso es que una oportunidad como la actual, con un escenario económico estable, permitiría realizar esas reformas estructurales tan esperadas y necesarias para reducir la brecha entre los que más y menos tienen, pero al parecer será otra oportunidad perdida. Ollanta recuerda tu frase de campaña, “la Patria no se vende, la Patria se defiende”, aún estás a tiempo.
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