Comite Anticorrupcion de Carabayllo

viernes, 30 de diciembre de 2011

IMPULSEMOS LA PATERNIDAD RESPONSABLES



No podía ser menos oportuno que justamente en las proximidades de una fiesta tan grande como es la Navidad volviera al debate polémico y al sensacionalismo periodístico el tema de la denominada "píldora del día siguiente".
La  Constitución Política del  Estado, en su  artículo primero, establece que la defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado. Expresa más adelante  el  instrumento constitucional que toda persona tiene derecho, entre otras garantías, a la vida. Debemos entender que al expresar ese sagrado derecho a la vida debe ser a una vida, digna, con calidad y con   reconocimiento a la persona.
No podemos ocultar que en el mundo existen miles  y millones de personas, aun niños (en el África y la India), que viven, pero sin dignidad, pues carecen  de lo más elemental, del alimento y de la atención de salud.
Por más que su nacimiento y desarrollo se produzca y desenvuelva en la promiscuidad y en medio de la carencia del alimento material y espiritual, a todo niño le corresponde el valor supremo de persona humana.
Existen sociedades en crisis donde los padres engendran descendencia sin ninguna responsabilidad y abandonan a su suerte a sus hijos, que al crecer tendrán el mismo comportamiento con las generaciones venideras. Así, la pobreza y orfandad moral se suma a la pobreza económica, al subdesarrollo de naciones enteras, como se dan en muchas regiones del África. Por eso, organismos internacionales como Unicef centran su atención en movilizar voluntades a favor de la atención a la infancia abandonada y la promoción de la paternidad responsable.
En el Perú, más allá de un debate (que ya se hizo muchas veces, en el cual el Tribunal Constitucional  tuvo dos pronunciamientos) sobre  si es conveniente o no la difusión, distribución, venta  o consumo del fármaco   denominado  "píldora del día siguiente", con la misma  energía y fortaleza  debería promoverse una campaña  constante sobre la paternidad responsable.
Tenemos más de 800 mil jóvenes adolescentes embarazadas, sin madurez para criar un niño, sin un hogar y sin un padre responsable que desde la infancia  le dé todo lo que necesita un niño.
La población crece desmesuradamente y la gente está insatisfecha, pues los servicios que existen no alcanzan a cubrir sus necesidades, ni siquiera la más elemental, como es la salud. Todo ello es el resultado  de la explosión demográfica. En forma simultánea, tenemos que afrontar el crecimiento delincuencial, como producto de la falta de trabajo o de la mala crianza y las malas compañías que los indujeron en el camino fácil y temerario del delito.
Emprendamos una tarea, con gran publicidad y voluntad, por alcanzar la paternidad responsable,  tener los hijos que podamos criarlos, sostenerlos y darles cariño y amor; solo así se cumplirá el primer artículo  de la Constitución del Estado.

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