Comite Anticorrupcion de Carabayllo

martes, 16 de abril de 2013

JOSE CARLOS MARIATEGUI



¿Sabéis quien es Mariátegui? Pues bien, es una nueva luz de América. El prototipo del hombre nuevo americano”. Estas palabras pertenecen al escritor francés Henry Barbusse y están grabadas en una piedra gigante que cubre la tumba de José Carlos Mariátegui en el cementerio “El Ángel” de Lima. Las romerías masivas a ese lugar fue una característica de la izquierda cada mes abril. 

Imperecedero homenaje 

Hace 83 años, un 16 de abril de 1930, dejó de latir el corazón de José Carlos Mariátegui, tenía apenas 35 años de edad y su talento brillaba con esplendor y creatividad. Marxista convicto y confeso, fundó en 1926 Amauta trascendental revista de su tiempo y una de las mejores publicaciones del Perú y América en el siglo XX, autor de Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana el libro más leído en nuestra patria, fundador en 1928 del Partido Socialista (el mismo que posteriormente tomaría el nombre de Partido Comunista) y en 1929 la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP) 

El día de su fallecimiento apareció un Boletín Extraordinario de Amauta en cuyas primeras líneas se lee: “El más grande cerebro de América Latina, ha dejado para siempre de pensar. Ha dejado de concebir las ideas que tan valiente y enérgicamente propugnara. El proletariado acaba de perder uno de sus mejores guías, uno de sus más calificados portavoces”. La escritora y periodista peruana Maria Wiesse, amiga personal de Mariátegui, presente a su lado hasta el momento de expirar, narra que en el sepelio, el 17 de abril de 1930, una compacta masa de obreros, camaradas y familiares dejaron de lado la carroza para acompañar a pie y cargar en hombros el ataúd desde la calle Washington hasta el cementerio. Ante el féretro conteniendo el cadáver frágil del amigo se cantó con fervor “La Internacional”, himno de los trabajadores flameando al viento la bandera roja del proletariado. Fue un vivo homenaje al “hombre con una filiación y una fe”

Hay quienes señalan que luego de su muerte, Mariátegui fue dejado de lado por muchos de los llamados a difundir su obra. Alberto Flores Galindo en el prólogo de su trabajo “El Pensamiento Comunista 1917-1945” (Mosca Azul Editores, 1982), refiere que Eudocio Ravines se propuso “bolchevizar” el partido. En ese proceso “Mariátegui primero fue reducido a la categoría de precursor del comunismo, pero después, por lo menos desde 1932, a la condición de hereje, autor de una supuesta teoría entre provinciana y cosmopolita a la que era necesario refutar”, al mismo tiempo lanzó la campaña que Mariátegui había desconocido la teoría marxista del partido. En 1934, dice Flores Galindo, se propagó un volante a nombre del Partido Comunista donde se afirma que la obra escrita de Mariátegui no era sino un conjunto de ideas confusas procedentes de las más diversas fuentes y que José Carlos había conocido el movimiento revolucionario a través de diversas tendencias no proletarias, antes de haber bebido de las fuentes del marxismo. Frente a ello hay que decir que se trataba de una corriente perniciosa encabezada por Eudocio Ravines en su afán de abandonar el pensamiento mariateguista y dar rienda suelta a sus bandazos entre el izquierdismo y las posiciones de derecha, concepción liquidacionista que fue derrotada luego de un largo deslinde que culminó expulsándolo en 1942. 

El historiador Nelson Manrique en su obra “Usted fue aprista” (Fondo Editorial de la PUCP . 2009) refiere que Mariátegui fue combatido, primero, y después olvidado durante décadas por el propio Partido Comunista que lo reclamaba como su fundador, situación aclarada en el anterior párrafo. Las obras de Mariátegui, nos dice Manrique, llegaron a ser conocidas por el gran público recién en la década del cincuenta, gracias a la tenaz devoción de su viuda, Anita Chiappe y de sus hijos que reflotaron la Editorial Amauta y la dedicaron a la difusión de su pensamiento publicando sus Obras Completas al alcance de centenares de lectores en sucesivas ediciones de veces. Un hecho que siempre fue reconocido. 

Es larga la lista de estudiosos peruanos y extranjeros de la vida y obra de José Carlos Mariátegui: Moisés Arroyo Posadas, Maria Wiesse, Jorge Falcón, Ricardo Martínez de la Torre, desde los años aurorales, Alfredo Matheus en “Tres Ensayos sobre José Carlos Mariátegui: El Pensador, el Político, el Hombre” en 1941, Jorge del Prado desde su primer libro “Mariátegui y su obra” en 1946, Alberto Flores Galindo, Guillermo Rouillón su mejor biógrafo, Héctor Béjar, Sara Beatriz Guardia, César Miró, Estuardo Núñez, Gustavo Espinoza Montesinos, Aníbal Quijano, Cesar Germaná, todos ellos de Perú, Antonio Melís de Italia, Michael Lowi sociólogo y filósofo marxista franco-brasileño, Roland Forgues ensayista francés, entre los más destacados, sin mencionar la cantidad de trabajos sueltos que se ha escrito. Igualmente existe la colección de un volumen anual llamado Anuario Mariateguiano dirigido por un selecto y calificado grupo de intelectuales.

La residencia donde vivió el Amauta, en el Jirón Washington de Lima, ha sido convenientemente remodelada y convertida en un museo: La Casa Mariátegui, cuenta con biblioteca, lugar donde se realiza permanente labor de estudio, investigación y difusión de su obra. Un verdadero patrimonio de cultura e irradiación de las ideas mariateguistas. 

Mariátegui y la izquierda peruana

Mariátegui ha sido desde siempre el común denominador que identificó a las agrupaciones y partidos políticos de la izquierda peruana; su nombre, pensamiento y obra está ligado a esta tendencia de la cual somos partícipes. Marx, Engels, Lenin y Mariátegui son los íconos históricos fundamentales, los troncos de origen. 

Si la esencia de la izquierda es luchar por la transformación del Perú, por el socialismo, ésta encontró en el pensamiento revolucionario de Mariátegui el soporte teórico que necesitaba para actuar sobre la situación concreta. “7 Ensayos de Interpretación de la realidad peruana” es sin duda el libro maestro para entender al Perú desde un enfoque materialista dialéctico, “Aniversario y Balance” publicado en la revista Amauta Nº 17 es otra fuente de ideas fuerza que marcaron el rumbo: “No queremos, ciertamente, que el socialismo sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica. Tenemos que dar vida, con nuestra propia realidad, en nuestro propio lenguaje al socialismo”. Refiriéndose al espíritu unitario que debe primar en la práctica política de la izquierda, Mariátegui señaló en su articulo “El 1 de Mayo y el Frente Único” (reproducido en Ideología y Política): “Las masas reclaman la unidad. Las masas quieren fe. Y, por eso, su alma rechaza la voz corrosiva, disolvente y pesimista de los que niegan y de los que dudan, y busca la voz optimista, cordial, juvenil y fecunda de los que afirman y de los que creen” Por supuesto que hablaba de la unidad para la transformación revolucionaria del sistema imperante, no de las componendas temporales entre cúpulas cerradas en cuatro paredes buscando amoldarse al status o conformarse con un cargo rentable; por ello fue claro al afirmar “Capitalismo o Socialismo. Este es el problema de nuestra época” (Aniversario y Balance) y “Crear un Perú Nuevo dentro de un Mundo Nuevo”, proclama lanzada en la presentación de Amauta.

Ser de izquierda mariateguista implica asumir “una declarada y enérgica ambición: la de concurrir a la creación del socialismo peruano”, principio advertido en 7 Ensayos. Una izquierda renovada y sostenida en ideas centrales sin renunciar a los principios fundamentales de su génesis, lejos de la intolerancia, el dogma y el reformismo conciliador, una izquierda vigente en el escenario político que haga carne los problemas de fondo del país y, enraizada en el seno del pueblo, lidere sus luchas sectoriales y regionales apuntando a la derrota del continuismo neoliberal y al objetivo superior de transformar la sociedad. 

Si la izquierda ha hecho suya o no en forma consecuente las tesis mariateguistas es tema que incumbe a un balance histórico de cara al futuro que nos permita marcar a fuego viejos errores y métodos nocivos que solo cosecharon división y reducciones apartándonos de la posibilidad de gravitar decisivamente en el cambio de la correlación de fuerzas que nos permitiría ser gobierno y poder para dar paso a los cambios estructurales exigidos hace tiempo. Ese balance colectivo aún está pendiente. 

José Carlos Mariátegui no ha muerto. Su nombre y obra ha trascendido los espacios políticos y el mundo intelectual para insertarse en el movimiento popular, en las organizaciones sociales, sindicales, colectivos estudiantiles, juveniles. La izquierda socialista al igual que millones de hombres y mujeres que luchan por la liberación de los pueblos de América Latina lo reivindica como uno de sus paradigmas. Para los comunistas peruanos es su primera figura representativa y de id
entidad nacional. (Teófilo Bellido)

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