El PPC no solo tiene un número importante de alcaldes distritales, sino además a la dirigente que perdió la alcaldía provincial por un pelo. Ambas cosas hicieron que el partido reaccionara casi automáticamente contra la revocatoria. Pero hasta ahora no tanto como para definir un papel activo frente al proceso de consulta.
Varias causas posibles de lo anterior: discrepancia en torno al tema dentro del PPC, la idea de que no era necesario meterse más a fondo, no haber percibido las oportunidades políticas de la coyuntura. Con el aprismo en la liza todo esto quizás está siendo revisado. Después de todo Lima es mucho más territorio del PPC que de Fuerza Social o el Apra.
Sin duda una derrota del NO dejaría a los alcaldes distritales del PPC automáticamente descolocados. Quedarse más o menos en balcón no impediría el efecto. Pero una presencia fuerte del partido en la campaña reduciría esa posibilidad. Sobre todo si la consulta asume, como está asumiendo, un perfil plebiscitario extramunicipal.
Para Lourdes Flores (quien irónicamente no quiere candidatear antes del 2021) la perspectiva de sumar otra derrota a su currículo tiene que ser preocupante. Pero también está la opción de levantar el perfil partidario, y de paso el suyo. El espacio está definitivamente disponible. Imaginemos un remake del match Lourdes-Alan en la Plaza San Martín 1987.
El espacio no solo está disponible, sino además flexible. Así como hay cada vez menos gente convencida de la revocatoria, del mismo modo hay cada vez más gente buscando una campaña anti-revocatoria que no sea inevitablemente una campaña pro-Villarán. Si el Apra ha mostrado que el SÍ es secuestrable, también lo puede ser el NO.
Dado que el SÍ prácticamente ha escapado a lo municipal, está claro que el NO también podría ir alojando algunas alianzas extramunicipales. De hecho ya viene ocurriendo así, solo que son alianzas poco dadas a hacer el trabajo de articularse y presentar un rostro político propio. Ahora el Apra les ha impuesto la tarea, y les ha hecho el favor.
La actitud tímida de Alan García en el tema sugiere que quizás en esta competencia rinde más ir con figuras menores (más cercanas al perfil de M.T. Gutiérrez, digamos) que con personalidades emblemáticas, siempre cargadas de resistencias. ¿Flores piensa lo mismo? Si así fuera, ¿no hay en el PPC jóvenes dirigentes dispuestos a jugarse un huachito?
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