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jueves, 8 de septiembre de 2011

PUBLICACION DEL DIARIO EL COMERCIO MAUSTRALOPITHECUS SEDIBA, EL ANCESTRO QUE MODIFICARÍA EL ÁRBOL EVOLUTIVO DEL HOMBRE

En la cueva de Malapa, cerca de Johannesburgo (Sudáfrica), fueron encontrados los restos de 2 homínidos jóvenes, quienes podrían revolucionar el árbol evolutivo del hombre. La revista “Science” publicó 5 investigaciones en las que se analizan varios aspectos de la morfología de los Australopithecus sediba, quienes serían la base del género Homo.
Uno de los estudios, dirigido por el investigador del Instituto de Evolución Humana de la Universidad de Witwatersrand en Johannesburgo, explica que “los fósiles”:http://elcomercio.pe/tag/193589/restos-fosiles hallados datan de hace casi 2 millones de años; es decir, antes de las primeras apariciones Homo conocidas (habilis y rudolfensis).
Según los investigadores, la edad de los Australopithecus sediba indica que fueron más antiguos pero de un linaje diferente. Se presume que de ellos habría evolucionado el Homo erectus.
“La edad es particularmente interesante porque está muy cerca del tiempo de la transición clave que dio lugar al género Homo”, aseguró Brooks Hanson, editor de la revista “Science” a través de una teleconferencia de prensa.
NUEVOS DATOS
Los nuevos detalles descubiertos por las diferentes investigaciones sobre el cerebro, la pelvis, las manos y los pies de los Australopithecus sediba aclaran que este tuvo varios rasgos modernos, parecidos a los humanos, así como características primitivas.
“Esta nueva investigación supone una buena hipótesis, pero es muy difícil de comprobar. Las muestras genéticas de los homínidos primitivos están muy fragmentadas. Cuando la genética pueda aplicarse a ejemplares de más de 100 mil años podremos tener la solución definitiva”, sostuvo Eudald Carbonell, director del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social, para elmundo.es.
Los nuevos hallazgos incluyen la mano y pelvis más completas de un homínido primitivo. Además, hay nuevas piezas del pie y tobillo, los cuales permiten saber que el Australopithecus sediba caminaba erguido sobre ambas piernas.
“Hay estructuras en la mano que reflejan un gran énfasis en la fabricación de herramientas asociada a una manipulación muy fina de esas herramientas para resolver los retos ambientales de la especie”, explicó Steven Churchill, otro de los autores de las investigaciones.

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